Siempre he sido muy reacio a detenerme en las fechas cuando pienso en mi concepto de la historia. No quiere decir esto que no entienda que la coordenada temporal es imprescindible para comprender el devenir de los acontecimientos, además de otros convencionalismos cronológicos que ayudan a entender mejor el cuándo y el cómo. Pero es que yo estoy marcado por una fecha, qué le vamos a hacer. Bueno, todo esto si queremos darle un poco de rigor histórico al hecho que voy a tratar de explicar hoy.
¿Saben ustedes qué pasó el 14 de mayo de 1973? Bueno, no deberían, salvo que por ese entonces ustedes estuvieran haciendo algo significativo, que a lo mejor no es el caso. En fin, ese día nací yo. Pero como este blog no pretende ser biográfico, (aunque tampoco sé muy bien qué pretende ser), no es que vaya a empezar a contar mi vida desde ese momento. Lo significativo de esa fecha está en el día y el mes. ¿Qué pasó en algún 14 de mayo de algún momento como para que eso tenga que ver conmigo? La verdad es que no han pasado tantas cosas históricamente relevantes, pero fíjense que en 1948 esa fecha coincidió con el nacimiento de un nuevo estado. No se asiste todos los días al nacimiento de un nuevo país (¿ven?, parece que hoy la cosa de va de partos), pero es que éste ha tenido una protagonismo fundamental, sobre todo por las circunstancias en las que se produce y porque va a condicionar el panorama político desde entonces en el territorio en el que se encuentra. Tras el episodio traumático del Exterminio vivido durante la Segunda Guerra Mundial y después de años reivindicado un estado propio, los judíos obtuvieron de la recién creada ONU una resolución donde les autorizaban a crear ese nuevo estado en una parte de Palestina. A partir de esta decisión "de compromiso", hecha a costa de la población árabe residente allí desde siglos, se puso en marcha un conflicto político, territorial y militar que aún no ha encontrado solución y que ha dejado por el camino demasiados muertos, demasiadas injusticias y, mucho peor, demasiado odio.
Cuando he preguntado a mis padres por qué me pusieron este nombre, las versiones han sido muy contradictorias, pero nunca han hecho alusión al hecho de que yo naciera un 14 de mayo. Pero yo desde mi visión histórica de la vida, y desde esa sensación que da al descubrir que uno está marcado por cosas que no depende de él, siempre he sentido que mi nombre y mi fecha de nacimiento están indisolublemente unidos para hacer mi historia de Israel.